miércoles, marzo 26, 2014

Un desahogo

Cuando se trata de ti, pies ligeros, todo tiende a ser leve, inane, casi, imperceptible, no balanceado y muy bien perfumado.
Cuando se trata de mí... las cosas son un mero recuerdo, es como una vieja gloria estropeada, de la que percibes lo que fue, incluso lo que pudo haber sido, pero lo que hay ante tus ojos es sólo declive y deterioro.

Fui testigo de tus llantos infinitos y los soporté estoicamente; no te maté, ni entonces ni ahora, por si no te has dado cuenta. Sigues viva, ¿no? pues eso es parte de lo que me debes. Siempre, de siempre, nena, me gustaron tus pechos redondos y tu sonrisa de repente y la forma en que escuchábamos las no-ticias, ¿te acuerdas? Llamábamos no-ticias a esas noticias que no eran ticias, que era como llamábamos a los sucedidos menores, no necesariamente lujuriosos, pero vamos, casi siempre eran así, de lujuriosa nadería. Hoy he escuchado una no-ticia buenísima. Decía la locutora que los estudiantes habían montado una protesta espectacular, "con barricadas improvisadas y contenedores ardiendo" y yo me he imaginado a los manifestantes detrás de sus improvisadas  barricadas con tenedores ardiendo, blandiéndolos como si fueran las desdichadas y metálicas antorchas de poco fuste que su mema protesta merecían. Y bueno un tenedor que arde acaba quemado, ¿no?

Sé que te hubiera gustado esa no-ticia, que hubiéramos sacado punta a esa confusión de contenedores y con tenedores. Hubiéramos pasado un rato divertido exprimiendo eso y luego... otro silencio incómodo hasta que me dejases hacerte el amor de ese modo torpe en que yo lo hago, apasionado, sí, pero atropellado y vergonzoso, porque a ti no te gusta el sexo o quizá es que no te gusta el sexo conmigo.

Si me llamas, voy. Primero me sorprendo, puede que me caiga de culo, pero luego, de verdad, voy; si me miras te aguantaré la mirada y si te duermes, no despertarás sola nunca más. Soy un tenedor, con cuatro falos y todos inútiles, con un mango confortable y con pocas ganas de pinchar. Si pincho es porque eso es lo que se espera de mí.

Puedo ser tu desahogo, tu no-ticia, si quieres, tu des-ahogo. Cuando te ahogue la vulgaridad de la vida, el muermo que va contigo a todos lados, el aburrimiento que dice amarte, el pesado que se parece a Gregorio el Pecas, o la vida vacía que te llena de esa manera tan extraña... cuando la vida, esa mierda de vida, que todos tenemos a veces, que tú tienes casi todo el tiempo, te ahogue, llámame... y nos aburrimos juntos.

Porque tengo una noticia, nena. Yo no soy muy divertido, vale, pero tú... tú, querida, tú, nena, tú eres el maldito aburrimiento en persona. Y no te ahogues al leer esto, por favor.
Sería una tontería.

2 comentarios:

Mal dijo...

Jajaja, alguien estará que echa chispas después de leer esto, ¿no?

Te voy a proponer una sandez un día de éstos..

Besos, Wolffo

Wolffo dijo...

Quiero oír esa propuesta. Pero ya.

Besos, pero muchos, Mal, I miss you.