viernes, marzo 21, 2014

Carrefour como síntoma


Tiene mi trabajo pocas cosas buenas, y aún menos cosas interesantes, pero a veces te da esa posición, ese punto de vista, desde el que observar una serie de comportamientos humanos, humanísimos, en los que, desde otra situación laboral cualquiera, no repararías.
Tenía ganas de contaros lo de Carrefour, que no es sólo "lo de Carrefour" sino también la forma en que la gente percibe ciertos comportamientos comerciales de las empresas.
Desde hace meses ya, 7 u 8, al menos, Cepsa, la empresa donde yo laboro, ha firmado una acción comercial con Carrefour en virtud de la cual el 4% del importe de tus repostajes (con ciertos límites que no viene al caso ahora detallar) se guarda en el denominado "cheque ahorro" que Carrefour reparte trimestralmente entre los socios de su Club de fidelización. Objetivamente, es una buena promoción para el consumidor: alguien que reposte 50€ semanales (y mucha gente lo hace, si no más...) reunirá cerca de 30€ para gastar en Carrefour. No está mal.
Lo que me llama la atención no es la acción promocional, sino la reacción de algunas personas. Nosotros, los expendedores rasos, tenemos la obligación de preguntar, si el cliente no nos la presenta motu proprio en el momento del pago, si tiene la tarjeta de Carrefour, pues hay que presentarla en cada acto de compra si quiere uno beneficiarse de la promo. Cuando lo preguntamos los que la tienen, nos la dan y punto. Algunos te agradecen que se lo hayas recordado. Otros, es lo curioso, se enfadan, y te la dan como quien tiene que pagar un impuesto o una tasa y, normalmente, comentan algo del tipo "con tanta tarjeta uno no se aclara" o "pásala, aunque no sirve de nada". Reconozco que los recalcitrantes son minoría entre los que tienen la tarjeta, pero lo que es de verdad curioso es que no tener la tarjeta de Carrefour es una especie de bandera, una causa. La gente que NO tiene la tarjeta, no se limita a no tenerla, sino que hace gala de ello, te demuestran el disgusto que para ellos supone el que puedas creer que ellos fueran tan... tan... tan flojos como para dejarse tentar por la dstribuidora gala. Los que no tienen la tarjeta te lo dicen con firmeza, casi con desprecio y muchos de ellos te hacen ver que no es que no la tengan, es que no piensan tenerla y mentarles Carrefour es como mentarles La Bicha.
Si como me ha pasado hoy, tienes tiempo, y humor, para discutir el asunto con alguno especialmente chinchoso y "le picas" un poco, para tirarle de la lengua y que te entretenga un rato con una discusión absurda, entonces sale a relucir ese odio casi ancestral que, es cierto, despierta Carrefour en muchas personas. Verbi gratia:
- Hombre, con el respostaje que has hecho hoy, tienes tres euros... te da para comprar un pack de leche, de seis litros, o dos docenas de huevos, o una botella de aceite de oliva...
- Ya... -dice el tío mosqueado- pero hay que ir... - como si ir a Carrefour a llevarse productos gratis, fuera el infierno, o el corredor de la muerte, o una fábrica de quesos, por poner 3 ejemplos letales.
- Hombre, claro que hay que ir... pero, vamos, que es para recoger productos gratis... - y entonces, él, resumiendo en un gesto el miiiilenarisbo atávico y cruel, me ha mirado y me ha dicho la frase definitiva.
- ... que no, que no... que nadie da duros a pesetas, ¡que lo quieren es hacer clientes!
Ante eso, uno no puede más que callarse. Y compende que este es un país raro, lleno de complejos. Un país en el que tener éxito en los negocios, en el que ganar dinero, es el epítome de la mezquindad. Un país en el que ya no se puede decir "empresario" porque los empresarios ganan dinero (se supone) y hemos inventado "emprendedor". Un país que odia a los ricos, a los curas y a la gente culta, y ese odio es irracional, porque en realidad  no es odio, es anhelo cabreado de lo que no se tiene. Porque en lo que de verdad somos buenos es en ser envidiosos
¡Qué barbaridad, qué atrocidad, una empresa que lo que quiere es hacer clientes! ¿Cómo se atreven?

3 comentarios:

Ana P.L dijo...

¡Me encanta!!!!! Nosotros tenemos que justificarnos cada vez que hacemos una promoción de captación, y se queja gente que en su día ya se benefició de otra promoción....... La captación de clientes es ilícita, el que peligren nuestros puestos de trabajo no, esto es normal con la crisis. Antes me angustiaba pensando en las quejas, ahora, después de haber vivido un traspaso y estar a punto de perder mi trabajo, me he vuelto indolente.

Wolffo dijo...

Ana, los únicos puestos de trabajo por los que es lícito luchar son los que salen en el telediario porque están en huelga. Los otros son... bueno, no importan demasiado.

Un saludillo.

Mal dijo...

Tiene que haber de tó, mientras sean minoría.


besazo:
Mal