viernes, mayo 17, 2013

Un mensajillo nada inocente

Encontré, entre los amigos del facebook de un amigo, a una antigua conocida, exfamilia, podríamos decir, y no pude evitar rememorar un montón de cosas: días, risas, deseos y añoranzas. Escribí en mi blog un primer post de desahogo, de inquetud genuina, de desesperado anhelo. Pero no pude evitarlo: tenía que mandarle un mensaje. Fue un lacónico representante de los mensajes; decía:

"¿Estás viva?"

La contestación que recibí, muy en la línea que esperaba aunque ya apenas recordaba, no fue más prolija:

"Me pillaste. No".

Pero añadía al sucinto texto, un emoticono aclaratorio:


Zombie o no, su sentido del humor seguía intacto, aspecto ese que me animó a seguir adelante. Y el siguiente paso, fue enviarle un enlace a una entrada que escribí en mi blog, a la vista de todos, pero solo comprensible para ella. Copio y pego el post al que la enlacé:

Si has recibido mi mensaje, puede que sientas curiosidad.




¿Te gusta la canción? no lo creo, pero a mí sí, y eso ya es algo, porque le gusta, al menos, a la mitad de nosotros. Bien, aquí me tienes, demostrando que el tiempo no pasa en balde, ni falta que hace. Me ha pasado de todo, ¿y a ti?
No sé, muchas veces pienso en cuál será la opinión que de mí tienen las personas (algunas personas, porque otras... me da exactamente igual), pero, por las mismas, yo pienso cosas sobre las personas sin pensar demasiado en cuán acertadas serán esas cosas que me da por pensar: y sobre todo, ¿estará el objeto de mis pensamientos de acuerdo con la opinión que tengo yo de ella?

Bueno, seguía en ese mismo plan un buen rato, esperando reconquistarla (conquistarla en realidad, porque nunca fue mía) con una especie de tormenta de poses e ideas epatantes. Quería apabullarla con la hondura de mis sentimientos y la agudeza de mis observaciones. Al mismo tiempo deslizaba cada párrafo un aviso de que ya no era como antes, como si lo mejor de mí de jovencito fuera lo atractivo que yo era. Le decía que estaba gordo, calvo, achacoso... lo que he hecho toda mi vida: exagerar lo que yo creo que son mis defectos para desarmar a quien me oiga, en plan: ya me río yo de mi barriga, no hace falta ninguna que te rías tú.
Fue un despliegue de encanto intelectual y espiritual. Si no sigo transcribiendo el post con el que pretendí rendirla a mis pies es por no dejaros a todos vosotros con la boca abierta: ya me siento demasiado admirado, no necesito más...
Pero, a veces, o casi siempre, las cosas no salen como uno espera que salgan. A veces salen mal. A veces salen peor.

A mi mensajito con el enlace al blog, esperando que ella se rindiera, me contestó su hermana:

Perdona, Wolffo, por usar el facebook de mi hermana para contestarte, pero tengo que decirte que ella murió hace dos días. Saltó por la ventana diez minutos después de contestar a tu mensaje, ese tan oportuno de "¿estás viva?" ;) Depresión. Llevaba dos años así. Al menos tu mensaje le hizo recuperar un poco de su mítico sentido del humor. Aunque fuera negro. La hiciste sonreír antes de saltar. Y tranquilo, lo tenía planeado desde hacía tiempo, dejó cartas para todo el mundo... y un chistecito zombie para ti. Por cierto, no te ofendas, pero seguí el enlace a tu blog y empecé a leer... escribes bien, pero coprenderás que no estaba de humor. Y me da náuseas Paul Simon. 
Saludos, W.
Llama alguna vez.


Un chistecito zombie, no te jode...

2 comentarios:

Mal dijo...

jajaja, y sigue la racha!!!

Wolffo dijo...

Y tú sigues gustándome un huevo, Mal.