miércoles, diciembre 07, 2011

Poner en valor

Emily Procter, no muy pizpireta aquí, que digamos
Odio la expresión "poner en valor". La odio, como decía la forense rubia de CSI Miami, conocida en casa como Pizpireta, "con todo el ímpetu de mi ser". No sé de qué idioma se ha (mal) traducido la frasecita, pero el resultado, aunque ha hecho fortuna, y bien, es realmente desafortunado.
Todo el mundo quiere "poner en valor" alguna cosa. Y yo, que sé lo que quieren decir cuando usan esa horrísona expresión, no entiendo porqué no lo dicen de otra manera, porque "poner en valor", caramba, no significa nada. Como todo lo que suena cool, es una frasecita que consideran todo un hallazgo periodistas y políticos, como si fuera una versión dospuntocero de "valor añadido". Efectivamente, todo lo que hace un par de años "aportaba valor añadido" (como si pudiera aportarse valor sustraído) ahora lo que hace es "poner en valor" tal o cual memez.
Normalmente, los que "ponen en valor" , aseguran que lo hacen "como no podía ser de otra manera" (y casi siempre puede ser de mil maneras adicionales), crean mitos diariamente, se quejan de los ataques de los mercados (o los especuladores) , reinventan tontás y, en general, me tocan muchísimo los cojones.
Es que no lo aguanto, en serio.
Y, con un salto mortal con triple tirabuzón, os presento una canción que me encantó en su día (enero de 2010, hace casi dos años, aquí podéis leer su historia) y que cuando tropiezo con ella pienso: ¿Cómo puedo ser tan bueno y el mundo, al mismo tiempo, permanecer tan ignorante de mí? Y, apesadumbrado y melancólico, me contesto: será que nada, ni nadie, me quiere poner en valor. Por cascarrabias.




Me falta un elemento para completar
la fórmula del viento que sopla detrás
siento que su aliento ya me empujará
descubro el yacimiento del que surge el mar
de tu risa,
me quiero ahogar
entre carcajadas
imprevistas, nado al compás
de tu vaivén y tus caricias

... y luego cuando todo parece acabar
surge la sorpresa que alarga el final
ahora soy yo la presa que quieres cobrar
me escurro entre tus dedos y ese instante
no acabará
quiero escapar
-eterno el tiempo detenido en tu mirar-
no dejarás
Que estemos juntos solos
Ni una vez más

Salto, y tú no estás,
Duermo y me velarás
Canto, y tú me oirás
Callo, y el silencio me viene
Detrás
Quieres dormir
Y el eco de mi voz te despierta
Y quieres huir
¿adónde irás?
Si yo no te persigo...
Vivo dentro de ti


2 comentarios:

Kotinussa dijo...

Siiiiiiiii, tal como lo explicas. Lo has clavado. Es la expresión más pedante, más absurda y con menos significado de los últimos tiempos. Yo también la odio.

Wolffo dijo...

Pedante. Es cierto Kotts, es el alcaloide de lo pedante. Y esta frase mía no se queda atrás, sus, qué cursilón que soy...