La plaza donde se reunían los amigos y un montón de desconocidos hace años, es hogaño un olvidado rincón de la ciudad al que nadie se asoma, ni por equivocación. Hay ciertas normas, generales, y algunas otras privadas, que no todo el mundo estaba dispuesto a seguir, por lo que la plaza, sencillamente, dejó de ser ese lugar, y pasó al olvido a un ritmo mil veces superior al que tuvo que seguir para convertirse en el lugar de referencia.
El caso es que, no voy a decir lo que los demás sentísteis,
porque vosotros sabréis, pero os aseguro que al volver a asomarme el otro día,
cayendo por casualidad en ella al doblar una esquina, me dio un vuelco el
corazón. No toda, no, pero sí que se
reprodujo gran parte de aquella magia que me atrapó. Las páginas seguían en
blanco, esperando a ser escritas. La emoción seguía ordenadita en estanterías
apoyadas en los árboles y farolas de la plaza. Incluso, si te fijas, la plaza
sigue llena de gente, pero han aprendido la lección, por eso no los ves a
primera vista.
Y, dependiendo de las intenciones que traigas, podrás
verlos o no. Si vienes a exhibirte, sé
de buena tinta que no sólo no te mirarán, pues detestan los listillos, sino que
ni siquiera tú podrás verlos. Mírame. ¿Me ves? Con mi copa y mi pitillo te
sonrío, pero si eres tan necio como para abrir tu gabardina delante de mí, me
daré la vuelta y ya no me verás más. Así van a funcionar las cosas ahora aquí. Venimos
a vernos. A estar juntos, no a hacernos ver. Seremos vistos como consecuencia
de haber venido a mirar, pero si vienes a enseñarte, ni nos ves, ni serás
visto.
Pasa, saluda, si quieres, y hazte un sitio. Encantado de
tenerte aquí.
6 comentarios:
Sólo dos días más tarde de este post tuyo, voy yo y cuelgo un video tuyo llena de nostalgia y morriña... Lo que son las cosas.
Me alegro de tenerte de vuelta, Wolffillo...
Thèrese (¿se nota mucho que me he inventado la ortografía?), de codos en su ventana, traviesa y medicinal.
Un beso a botepronto,
A mí me daba una pena horrorosa ver la plaza tan vacía y desangelada, y ahora estoy de subidón al volver a verte por aquí.
Y que sea lo que Dios quiera, yo pienso lucirme y robarte protagonismo siempre que pueda.
Gracias por convocarme, Montaña, y muchos besos
La verdad, Mal, la verdad verdadera, es que no sé ni qué escribir. Veremos. Un beso pa ti, de todas formas. Porque... ojalá fueras la prota.
Ostras...¿Llego tarde, no? Si supieses qué casualidad
¿Tarde? no lo creo. Dime, ¿de qué casualidad hablas? Curiosity eats me... (¿a que mola?)
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